No hace falta ir lejos para ver algo diferente: Portugal está cerca, y tiene de todo.
En Portugal podemos encontrar pueblos de tradición pesquera. Allí descubrirás restaurantes dignos de los gourmets más exigentes, y saborearás una comida casera, tradicional y a la vez elaborada. En su capital, Lisboa, descubrirás una aglomeración que respira un aire diferente. Su arquitectura añeja y pintoresca, los tranvías por las calles principales y una forma de conducir no apta para cardíacos. Además, según nos acercamos al rio Tajo (en portugués Tejo) descubriremos un enorme puente que nos recordará al de San Francisco. Si no es suficiente lo que tenemos por descubrir en la península, podemos pasar a las islas Azores o a Madeira y explorar sus bosques y aldeas.
Pese a que los precios se vieron incrementados con la llegada del euro, sigue siendo uno de los países más baratos de Europa, no solo por sus precios, sino por estar tan cerca que algunos de vosotros podréis llegar en pocas horas por carretera.